miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cuento de Navidad 1

A continución os mostramos el cuento ganador del 1º concurso de cuentos de Navidad de nuestro colegio.

Escrito por Sandra C. de 5º B.



EL AMIGO QUE NUNCA FALLA


Érase una vez en un país muy lejano vivía una niña llamada Caridad. Vivía en un hogar muy humilde con sus padres y sus dos hermanos en una casa de madres en que a veces pasaban frío porque no tenían leña para calentarse.

Todo era muy especial en la casa. Caridad era una niña muy responsable y siempre cuidaba a sus hermanos pequeños, ayudaba a su madre a realizar las labores de la casa y a preparar la comida para cuando llegase su padre de trabajar se la encontrase calentita.

Caridad era una niña muy alegre, cuando salía a la calle todos los vecinos le saludaban y ella siempre sonreía y hablaba con todos, sobre todo con las personas ancianas, las cuales pasaban un ratito con Caridad parecían rejuvenecer... era una niña muy especial y querida en todo el barrio.

Un día llegó a su casa un Señor vestido con traje azul y corbata roja, era el director del banco; quería hablar con su padre y decirle que hacía varios meses que no pagaba la hipoteca de la casa y que si no lo hacía antes de 24 de diciembre el banco se quedaría con la casa.

Sólo tenían veinte días para solucionar el problema y las navidades estaban  la vuelta de la esquina...

Un día al volver su padre de trabajar se sentó junto a su madre y le contó que en el trabajo iban mal las cosas y que posiblemente le iban a despedir, su madre se puso a llorar y Caridad la consoló diciéndole que en la vida hay que ser positivo y afrontar las cosas con optimismo. Sus hermanos, aun pequeños, no se daban cuenta de la gravedad de la situación y jugaban tranquilamente en su habitación. Todo se volvía problemas.

Los padres de Caridad pidieron ayuda a los familiares más allegados, pero ninguno le prestaron ayuda, unos no tenían recursos económicos, otros le dieron la espalda y otros directamente no parecían ser tan buenos amigos y no quisieron ayudarles.

Sin embargo Caridad seguía confiando en que todo saldría bien. Todas las tardes iba junto a su madre a la iglesia de su barrio y se sentaba en el primer banco a rezar y a hablar con Jesús.

Al final de la iglesia se sentaba un señor muy mayor al que todos llamaban Cascarrabias y que nunca hablaba con nadie, ni siquiera con sus vecinos, pero siempre iba a la iglesia. Allí él veía como Caridad y su madre rezaban todas las tardes.

Un día al salir de la iglesia, Caridad tropezó con Cascarrabias y este le sonrío... La cara de la niña llena de alegría y la mirada de sus ojos llenos de inocencia hicieron que Cascarrabias sonriera y se trasladase en el tiempo a su niñez.

Pasaban los días y la familia de Caridad no encontraba una solución al problema. Se acercaba la Nochebuena y en casa de Caridad no se respiraba un buen ambiente... no podían comprar la cena para Nochebuena, no podían pensar en otra cosa que no fuese su hogar y que si nada lo remediaba deberían abandonarlo.

Los padres de Caridad fueron a hablar con el director del banco para aplazar el pago de la hipoteca, pero debido a la situación en el trabajo de su padre no lo aceptaron y le recordaron que en el pago de la hipoteca estaría su salvación y debía hacerlo urgentemente antes del 24 de diciembre.

Al salir del banco, se cruzaron con el señor Cascarrabias, el cual tenía una silla preferente en la entidad bancaria ya que era una de las personas más ricas de la ciudad... ya dentro del banco, le preguntó al director por la situación de esa familia, y éste le dio que no se preocupase, que era otro desahucio más... y sin ninguna compasión se rió: ja, ja, ja...

Llegó la mañana de Nochebuena y los padres de Caridad se disponían a ir al banco a suplicar que no los echasen de su casa, cuando sonó alguien llamando a la puerta: pon, pon, pon... al abrir la puerta dos señores cargados con innumerables platos de comida empezaron a descargar, traían jamón, gambas, un pavo enorme para cocinarlo y mucho turrón y mantecados para hacer una cena digna de reyes, además de regalos para todos. Nadie sabía de donde había salido todo ello. Todos se echaron a llorar de alegría y se miraban emocionados.

Sin tiempo para digerirlo volvieron a llamar a la puerta, se trataba del director del banco que traía la hipoteca de la casa, la cual había sido cancelada. Ya no tendrían que irse de su casa, ¡qué alegría...!

Todos los vecinos estaban asombrados preguntándose quién habría hecho este milagro.

Esta noche cenaron muy contentos en su cada y después fueron a la misa del gallo.

Se sentaron en el primer banco como siempre solían hacer. Caridad no paraba de dar gracias a Jesús por escuchar sus peticiones y hacer que su familia siguiera en su casa. Cuando salían de la misa Caridad se encontró al señor Cascarrabias que estaba al final de la iglesia y le dijo: ¡feliz Navidad!, éste emocionado con lágrimas en los ojos le respondió Jesús ha hecho un milagro, Jesús es el AMIGO QUE NUNCA FALLA...

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